November 18, 2022

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El Papa Francisco nos enseña a orar siempre

“Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse” (Lc 18:1).

En su discurso del Ángelus del 16 de octubre, el Papa Francisco abordó el tema recurrente y de larga data de cumplir con la exhortación que le hace Jesús a sus discípulos en el Evangelio de san Lucas “orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse.”

Las enseñanzas del Papa sobre la oración son sencillas; en respuesta a la pregunta que la mayoría nos hacemos: “Pero, ¿yo cómo hago? No vivo en un convento. No tengo tiempo para rezar,” el Santo Padre asegura:

Nos puede ayudar, quizá, en esta dificultad, que es real, una sabia práctica espiritual, que hoy está un poco olvidada, que nuestros mayores conocen bien, especialmente las abuelas: la de las llamadas jaculatorias. El nombre está algo en desuso, pero la sustancia es buena. ¿De qué se trata? De oraciones muy breves, fáciles de memorizar, que podemos repetir a menudo durante el día, durante las diversas actividades, para estar “en sintonía” con el Señor. Pongamos algún ejemplo. Nada más levantarnos podemos decir: “Señor, te doy las gracias y te ofrezco este día”; esta es una pequeña oración; después, antes de una actividad, podemos repetir: “Ven, Espíritu Santo”; y entre una cosa y la otra rezar así: “Jesús, confío en ti, Jesús, te amo.” Pequeñas oraciones pero que nos mantienen en contacto con el Señor.

El Papa Francisco compara esta forma de oración constante con el envío de mensajes de texto a las personas que queremos.

“Hagámoslo también con el Señor, para que el corazón permanezca conectado a Él,” nos exhorta el Papa. “Y no nos olvidemos de leer sus respuestas. El Señor responde, siempre. ¿Dónde las encontramos? En el Evangelio, que hay que tenerlo siempre a mano y abrir cada día algunas veces, para recibir una Palabra de vida dirigida a nosotros.”

Muy a menudo, excusamos nuestra falta de oración diciendo que estamos demasiado ocupados o que no tenemos suficiente tiempo.

El Papa Francisco responde señalando que con frecuencia nos centramos en cosas “urgentes pero no necesarias.” “Y quizá—comenta el Santo Padre—sin darnos cuenta, descuidamos lo que más cuenta y dejamos que nuestro amor por Dios se vaya enfriando, se enfríe poco a poco.”

Y prosigue: “Jesús nos ofrece el remedio para calentar una fe tibia.” Ese remedio es la oración, la medicina de la fe y el reconstituyente del alma. Pero tiene que ser una oración constante, no apenar recitar oraciones formales de manera ocasional o intermitente.

Según nos explica el Sumo Pontífice: “Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importarte cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad. En todo en la vida hay necesidad de esto.”

Reflexionando sobre la línea final de esta lectura del Evangelio en particular, en la que Jesús pregunta: “cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc 18:8), el Papa comenta que “Sería como decir: cuando venga al final de la historia—pero, podemos pensar, también ahora, en este momento de la vida—¿encontraré un poco de fe en vosotros, en vuestro mundo?”

En respuesta a esta pregunta tan seria, el Papa Francisco señala:

Imaginemos que el Señor viene hoy a la tierra: vería, lamentablemente, muchas guerras, mucha pobreza, muchas desigualdades, y al mismo tiempo grandes conquistas de la técnica, medios modernos y gente que va siempre deprisa, sin detenerse nunca; ¿pero encontraría quien le dedique tiempo y afecto, quien lo ponga en el primer lugar? Y sobre todo preguntémonos: ¿qué encontraría en mí el Señor si viniera hoy, qué encontraría en mí, en mi vida, en mi corazón? ¿Qué prioridades de mi vida vería?”

¿Hemos hecho de la conversación con Dios una prioridad? ¿Con qué frecuencia abrimos nuestros corazones a nuestro Padre amoroso, a Jesús nuestro hermano, y al Espíritu Santo que es nuestro abogado y guía a lo largo del camino de la vida? ¿Cuántas veces acudimos a María y a los santos para que nos animen y nos den esperanza?

“Que la Virgen María, fiel en la escucha, nos enseñe el arte de rezar siempre,” dice el Papa. Que nos ayude a rezar constantemente “sin cansarnos.”
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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