El rostro de la misericordia / Daniel Conway
El Padre Nuestro nos acerca más a la Santísima Trinidad
“¿A quién le rezo? ¿A Dios todopoderoso? Está demasiado distante. No puedo sentir su proximidad. Ni siquiera Jesús se refirió a Dios como ‘el Dios todopoderoso.’ ¿A quién le rezo? ¿Al Dios cósmico? Eso está de moda hoy en día, rezarle al Dios cósmico, pero no es más que una idea politeísta de la identidad de Dios, tipificada por una cultura frívola. ¿A quién le rezo? No, no un Dios cósmico sino a un … Padre.”
(Papa Francisco, Padre Nuestro, p. 11).
La “proximidad” es uno de los temas recurrentes de las enseñanzas del papa Francisco, quien insiste en que Dios está cerca de nosotros. Dios nos llama a acercarnos más, a abrir nuestros corazones y a permitir que la Santísima Trinidad del amor entre en nuestras vidas y nos acompañe a lo largo de todo el camino de la vida.
El Padre Nuestro es la oración que Jesús nos enseñó; no se trata de una simple oración que debemos recitar rápidamente de memoria sino una expresión de reverencia y de amor, según nos dice el papa Francisco, al punto de convertirse en la expresión del deseo más profundo de nuestra alma.
“Cuando rezamos el Padre Nuestro—señaló el papa en su audiencia general del 14 de marzo en el Vaticano—nos conectamos con el Padre que nos ama, pero es el Espíritu quien nos da ese vínculo, ese sentimiento de ser hijos de Dios.” Esto convierte al Padre Nuestro en una obra de la Santísima Trinidad. Valiéndonos de las palabras de Jesús, nos conectamos con el Padre a través del poder del Espíritu Santo.
Pero Jesús no nos dijo que llamáramos a Dios “mi Padre”; Dios es “nuestro Padre.” Somos hijos de Dios, miembros de una misma familia y el Padre al que nos dirigimos es el Padre de toda la humanidad, sin distinción de raza, nacionalidad, credo, sexo, condición económica o social.
Al rezar el Padre Nuestro y llamar a Dios “nuestro Padre” a lo largo de todo el día, profundizamos y mantenemos nuestra relación con Dios y nuestros lazos con todos nuestros hermanos y hermanas.
“Jesús no nos dio esta oración simplemente como una fórmula para dirigirnos a Dios,” escribe el papa Francisco en su nuevo libro titulado Padre Nuestro basado en conversaciones con el padre Marco Pozza, teólogo y capellán de una cárcel en Padua, Italia. “Mediante esta oración nos invita a acudir al Padre para que podamos descubrir quiénes somos y vivir como sus verdaderos hijos y como hermanos entre nosotros” (Padre Nuestro, p. 14).
Otro tema recurrente del papa Francisco es la abundante misericordia de Dios que se encuentra a disposición de todos, independientemente de los pecados que hayamos cometido. Por supuesto, esto es un elemento integral del Padre Nuestro.
El papa Francisco nos enseña que el Padre Nuestro abre nuestros corazones para perdonar a los demás como Dios nos ha perdonado. “No es fácil perdonar a quienes nos han ofendido,” afirma el papa Francisco. En consecuencia, debemos pedirle al Señor que comparta con nosotros el don de la divina misericordia. La fuerza o la voluntad humanas no son lo suficientemente poderosas y necesitamos la gracia del Espíritu Santo para ser misericordiosos con los demás, tal como Dios lo es con nosotros.
“Jesús nos muestra lo que significa ser amados por el Padre y nos revela que el Padre desea verter en nosotros el mismo amor que siente por su Hijo desde toda la eternidad” (p. 14).
Lejos de ser una oración rutinaria que se reza rápida y superficialmente, el Padre Nuestro es (o debería ser) una expresión íntima de amor.
“¡Es muy hermoso rezar como Jesús!” afirmó el papa Francisco en su audiencia general del 14 de marzo. Llamar a Dios “nuestro Padre,” como lo hizo Jesús, nos acerca más a ambos y al Espíritu Santo. Rezamos con Jesús por medio del poder del Espíritu Santo para poder unirnos con nuestro Padre, Dios.
“Espero que cada uno de nosotros, mientras dice ‘Padre nuestro,’ se descubra cada vez más amado, perdonado, bañado por el rocío del Espíritu Santo y así sea capaz de amar y perdonar a su vez a cualquier otro hermano, a cualquier otra hermana.” El papa Francisco cree que al rezar el Padre Nuestro de una forma piadosa y profundamente personal “tendremos una idea de lo que es el paraíso” (p. 15).
Qué mejor forma de celebrar con alegría esta temporada de la Pascua que acercarnos más a nuestro Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a través del Padre Nuestro.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †