Buscando la
Cara del Señor
El discurso de un futuro seminarista a sus compañeros brinda un testimonio público excepcional
El apostolado vocacional, especialmente el llamado al sacerdocio, es un tema que me interesa mucho.
El fomento de las vocaciones forma parte de mis responsabilidades como obispo. Me complace que el The Criterion incluya un Suplemento vocacional esta semana. Dicho suplemento aborda todas las vocaciones particulares de la Iglesia, salvo el matrimonio, el cual recibirá su propio destaque en febrero.
Deseo comenzar con la historia vocacional de un seminarista de Evansville que está matriculado en el seminario universitario Bishop Bruté College Seminary en Indianapolis. La historia es inusual y ya algunas personas la conocen, de modo que no estoy revelando ningún secreto.
Relato la historia con el permiso de Tyler Tenbarge. Era el tema del discurso que dio frente a 18,000 compañeros de Future Farmers of America (Futuros Granjeros de Estados Unidos, FFA por sus siglas en inglés), durante una convención, aquí en Indianápolis. Era el discurso de retirada de Tyler ya que concluía su período como vicepresidente de la región Este de la FFA. Fue un discurso impresionante. Intentaré hacerle mérito en su forma abreviada.
Comenzó el discurso convidando al público a que escuchara una experiencia que tuvo en tercer grado. Se les había invitado a él y a sus compañeros de clase a que asistieran a la escuela vestidos con el traje de la profesión a la cual quisieran dedicarse cuando crecieran.
Tyler eligió vestirse de sacerdote. Otros compañeros de clase se vistieron como médicos, enfermeras, granjeros, astronautas, etc. Cuando llegó su turno de ponerse de pie y contar su historia observó que sus compañeros de clase le dedicaban risitas y se burlaban de él. Se sentó y se sintió demasiado avergonzado como para contar su relato.
Abreviaré su discurso en esta parte diciendo que Tyler pasó buena parte de los años siguientes tratando de convencer a los demás de que no quería ser sacerdote. Es un orador talentoso y presentó su relato de forma convincente. Culminó su narrativa poniéndose de pie y declarando que, pese a todo, iba a convertirse en sacerdote.
Para su sorpresa, su declaración fue recibida con la ovación ferviente de 18,000 jóvenes adultos, compañeros de la FFA, lo cual hizo que le brotaran las lágrimas. Concluyó su discurso exhortando a sus compañeros a que tomaran las decisiones de sus vidas escuchando sus corazones y no las reacciones de los demás compañeros o del mundo.
Tyler Tenbarge declaró su intención vocacional frente a 18,000 compañeros el 8 de octubre de 2008. Ingresó al seminario en enero de 2009 y con el favor de Dios planea convertirse en sacerdote.
Repito esta historia porque considero que nos dice algo importante acerca de la dinámica de la decisión vocacional. También nos dice que 18,000 jóvenes adultos aplaudieron su decisión de convertirse en sacerdote. Quedé impactado.
Igualmente nos recuerda que existen jóvenes extraordinarios como Tyler que tienen el valor de declarar su postura ante sus compañeros. Por supuesto, dependerá de la voluntad de Dios si Tyler culminará su preparación para el sacerdocio. Él está dispuesto a asumir el riesgo.
Su admonición para sus compañeros en cuanto a la dinámica del proceso de toma de decisión, es decir, que es importante escuchar nuestra voz interior, lo que nos dice nuestro corazón y no simplemente la presión de los compañeros, resulta muy acertada.
Me imagino que los padres de Tyler, que se encontraban en el público durante la convención de la FFA, se sintieron orgullosos de su valentía y de su habilidad como orador. Apoyan su decisión y se sienten complacidos de visitarlo en el seminario Bishop Bruté.
Ese es otro factor importante de la dinámica del discernimiento de la vocación: el apoyo de los padres, el cual no siempre está presente. Cada vez más veo evidencia de padres que brindan su apoyo. Eso hará una diferencia significativa.
Tyler eligió tomar su decisión en público como una forma de expresar un mensaje importante frente a sus compañeros de la FFA. Su impactante historia contada en público resulta algo inusual. La alegría de su convicción no es algo inusual. Si uno habla con cualquiera de nuestros seminaristas se da cuenta de que Tyler no está solo.
Cada vez más jóvenes entran en el proceso de la formación sacerdotal a nivel universitario. Aparentemente es un fenómeno nacional.
Una característica notable de los jóvenes en nuestro seminario universitario Bishop Bruté es que tienen una mezcla equilibrada de talentos y son jóvenes alegres.
¿Acaso todos llegarán hasta el final y se convertirán en sacerdotes? No. Pero muchos de ellos lo harán. Y aquellos que no lo hagan habrán recibido una formación personal y espiritual que no tiene precio.
Resalto aquí la vocación de nuestros candidatos en edad universitaria. Nuestros seminaristas que participan en la formación a nivel de estudios superiores también demuestran personalidades con un balance extraordinario y son candidatos brillantes y felices.
Me siento optimista en relación a nuestro futuro. Estoy convencido de que el Espíritu Santo está guiando a más jóvenes adultos cada vez para que consideren el llamado al sacerdocio. Se encontrarán en compañía de jóvenes extraordinarios.
Acompáñenme a orar por nuestros jóvenes adultos que contemplan la posibilidad de entregarse para servir a Dios y a nuestra Iglesia con valor y con buena disposición. †