Buscando la
Cara del Señor
La asistencia a la Misa dominical es una profesión de fe en la Resurrección
Algunas personas me han sugerido que dedique una de mis columnas al tema de la asistencia a la Misa dominical.
La asistencia a la Misa del domingo ha disminuido y esto debería ser motivo de gran preocupación.
La importancia de la participación en la Eucaristía se evidencia en el antiguo requisito de la Iglesia Católica de asistir a la Misa dominical, y el no hacerlo voluntariamente se considera un pecado. Es algo muy serio.
Así que, ¿qué ha pasado? ¿Por qué la Iglesia considera la asistencia semanal a la Misa dominical un asunto tan grave? ¿Es acaso una obligación moral impuesta por la Iglesia como un requisito institucional arbitrario? ¿Acaso la disminución de la asistencia a la Misa es un fenómeno reciente? ¿Por qué es importante el domingo?
Resulta útil comenzar a responder a estas interrogantes examinando por qué se le da tanta importancia al domingo en la Iglesia Católica.
Recientemente me topé con una reflexión sucinta sobre este tema del Papa Benedicto XVI (Cardenal Joseph Ratzinger en aquel momento). Expresó: “Los cristianos son domingueros. ¿Qué significa esto? Antes de preguntarnos cómo ‘conmemoramos el domingo’, debemos reflexionar sobre qué es lo que verdaderamente celebramos los cristianos en ese día.
“El primer motivo real de la celebración del domingo es el hecho de que en ese día Cristo resucitó entre los muertos, y al hacerlo, inauguró una nueva era. Por primera vez alguien regresó de la muerte y no morirá nunca más. Por primera vez alguien ha roto las ataduras del tiempo que nos mantienen en cautiverio.
“Pero Jesús no pasó rápidamente al Cielo. No se deshizo simplemente del tiempo como uno podría deshacerse de una prenda de vestir desgastada; al contrario, permanece con nosotros.
“Por lo tanto, la celebración del domingo es, por encima de todo, una profesión de fe en la Resurrección. Es una profesión de fe de que la vida es buena.
“Desde los inicios de la historia de la Iglesia los cristianos se preguntaban: ‘¿Por qué el Señor escogió este día? ¿Qué mensaje trataban de transmitir? ...El domingo era el primer día de la semana. Por lo tanto, era el primer día en el cual Dios creó el mundo. ...El domingo es el primer día de la semana, el día de la creación. Por consiguiente, eso significa que el domingo es también el día en el cual debemos dar gracias por la creación” (Co-Workers of the Truth (Compañeros de trabajo de la Verdad), Ignatius Press, San Francisco, 1992, (pp. 333-334).
Si consideramos que nuestra redención, la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, posee una importancia crucial, entonces tiene sentido que designemos la Misa dominical como un acto de agradecimiento realmente importante para la verdad máxima de nuestras vidas.
Si estamos agradecidos por la belleza y la maravilla de nuestra vida creada en este mundo, entonces la celebración del domingo como el día de la creación también cobra sentido.
No tomarnos en serio la celebración dominical sugiere que carecemos del conocimiento de nuestra fe o que no le damos el valor apropiado a nuestra necesidad fundamental de ser salvos del pecado y la muerte, o bien que, por cualquier motivo, no nos importa porque hay otras cosas más importantes.
Mediante un reconocimiento realista de las limitaciones de nuestra naturaleza humana, la Iglesia Católica se toma muy en serio nuestra salvación, tanto así que nos enseña que ignorar esta necesidad pone en peligro nuestra victoria personal sobre el pecado y la muerte. Y de este modo, la Iglesia se toma tan en serio la posibilidad de que quedemos privados de dicha salvación, que afirma que la celebración del domingo constituye una obligación moral seria.
Agradecer a través de la fe por la salvación que Jesucristo conquistó para cada uno de nosotros, ciertamente constituye una motivación suficiente para esforzarnos y reunirnos en la Eucaristía dominical para dar gracias. El gozo que nos brinda la belleza de la creación nos ofrece otro motivo de gratitud.
Existe una tercera razón importante para participar en la Eucaristía dominical: Necesitamos de la gracia del sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor en nuestra travesía por la vida. Por este motivo nos entregó la Eucaristía. Necesitamos la fortaleza semanal que nos brinda la Eucaristía. Tomando en cuenta nuestras limitaciones humanas, simplemente no podemos hacerlo solos sin la ayuda divina.
Entonces ¿por qué ha disminuido la asistencia a la Misa? Algunos sostienen que el hecho de que pueda cumplirse con la obligación moral el sábado en la noche, al igual que el domingo, genera confusión. ¿Por qué este cambio? Porque la celebración dominical comienza en el ocaso, es decir, al anochecer, del día anterior. La Eucaristía del sábado en la noche es una celebración del domingo.
Pienso que el motivo principal de esta disminución, además de la desafortunada ignorancia sobre la importancia de la Eucaristía, puede ser el materialismo de nuestra cultura.
Los valores espirituales se ven eclipsados por el deseo de conveniencia, en lugar del sacrificio. ¿Será este el motivo por el cual muchos padres que se sacrifican para enviar a sus hijos a escuelas católicas no asisten a la Misa dominical?
Debemos rezar por la importancia crítica que tiene la Eucaristía dominical. Hay mucho en juego. †